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martes, 27 de mayo de 2014

Vía Verde del Zafán, Tierras Altas y Baix Ebre


2º Día (36 Km por Vía Verde)



El segundo día de trayecto amaneció esplendido, con algo de fresco a primera hora que ayudaba a moverse. Rápidamente recogí en campamento y me puse en marcha tras adecentarme en una fuente que hay en la misma estación de tren abandonada de Bot.


Poco a poco me aproximaba al Parque Natural del Matarraña 

La agradable temperatura y el suave descenso hizo que disfrutara enormemente de la marcha, pasándo rapidamente las estaciones de Prat de Comte (donde se puede comer y dormir) y Fontcalda, entrando en una zona montañosa con profundos barrancos por los que discurre el río Matarraña y que se cruza por un viaducto con preciosas vistas a las gargantas.


En Prat de Comte me tomé una cervecita fresca + patatas que me supieron a gloria.
No mucho después y pasando por numerosos túneles, algunos apenas iluminados y otros oscuros fríos y largos, llegué a la estación de Benifallet, también habilitada para comer y dormir y con unas banquetas muy originales, como asientos de bicicleta. Allí compre un bocadillo y tomé un café. Ya podéis ver que mi idea del cicloturismo es tomármelo con calma y disfrutar, aunque manteniendo un gasto económico bajo, con el fin de traducirlo en más días de disfrute.

El paisaje invita a parar y recrearse con la naturaleza. Algunos ciclistas, muy pocos al ser todavía jueves, se cruzan conmigo en los puentes, donde todos nos sentimos atraídos por las vistas a ambos lados de la Vía.


La Vía Verde de las Tierras Altas, como se denomina este tramo, transcurre bajo túneles y serpentea por entre laderas rocosas y umbríos bosques. Es posible llegar a imaginarse la sensación del viajero en aquel tren que discurría por este agreste territorio y uno no sabe si anhelar esos viejos tiempos o agradecer que ahora podamos disfrutar del camino en bicicleta. Y pensar que estas tierras abandonadas estuvieron entonces llenas de vida a lo largo del trayecto...


Cuando dejo atrás las tierras del Matarraña y atravieso un último paso subterraneo, parezco haber atravesado por un tunel del tiempo y el espacio, del pasado al presente, de la montaña al valle ancho y llano. Y el río Ebro, por fin, aparece a mi izquierda, con sus aguas centelleando bajo el sol del mediodía.
En Cherta (o Xerta) hay que tener cuidado de no equivocarse y dar vueltas sin sentido, porque las indicaciones son algo confusas de tantas que hay. Lo mejor es seguir las bicicletas blancas que hay pintadas en el asfalto y que nos guiarán buena parte del camino hasta Tortosa y más allá.

Un azulejo en la pared de la plaza marca las sucesivas crecidas del Ebro, muchas impresionantes

Entrando en la plaza, hay que cruzarla por el extremo contrario al que se ha entrado, saliendo del pueblo y no callejeando. Enseguida, al salir por el otro extremo, encontraremos más postes indicadores que nos guiarán junto a un canal y después por entre las huertas del Ebro.
A pesar de que hay tramos en los que el paso está compartido con vehículos a motor, apenas hay circulación y se pedalea muy cómodamente y sin peligro.
Y al final, entre huertas de frutales y con algún que otro desvío en los que conviene estar atento, cruzando un puente sobre el río se llega por fin a Tortosa, capital de la comarca del Bajo Ebro (Tarragona).


Tortosa es una ciudad con mucha historia, por la que han pasado romanos y musulmanes que han dejado su huella en los diferentes edificios históricos. Vale la pena visitarla, accediendo primero a la oficina de turismo para que os informen de lo que estáis viendo, pues como digo, hay una mezcla de estilos en la ciudad que pueden confundir.
Yo aquí escogí dormir en el Hostal Virginia y cenar de plato combinado. 35€ habitación, cena y desayuno.
Pude ducharme, lavar la ropa y descansar bien, aunque todavía no echara de menos una cama.

Me gustó el paseo junto al Ebro, el Castillo de la Zuda y las vistas de la ciudad desde las murallas en lo más alto de la población.

(Esta foto es de la wikipedia. Es que solo tengo grabado el castillo en vídeo)

Por la tarde llovió algo y las nubes cubrieron todo, pero el parte meteorológico anunciaba buen tiempo para el viernes, así que no me preocupé mucho.










Y de esta forma, gastando el resto de la tarde en visitas turísticas, pasó el segundo día.



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