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sábado, 13 de junio de 2015

Cruzando la Bretaña Francesa.


Primeros días.

(Nantes / Rochefort-en-Terre / Malestroit / Josselin: unos 76 Km en total)

Comencé por viajar en coche hasta la localidad francesa de Pau, donde dejé el coche a unos 5'5 Km de la misma población, en el parking del hotel Balladins, en Lon. Fueron muy amables, y por dormir esa noche allí, permitieron que dejara el vehículo en su parking exterior gratuitamente todos los días que duró la ruta. (Al volver, nadie lo había tocado). Mis gratitud al personal de este establecimiento.

De allí, al día siguiente y después de recorrer (de nuevo) la localidad de Pau, que bien merece una visita, tomé el tren que me llevaría a Bordeaux y después a Nantes, donde me quedaría un día entero para poder conocerla un poco. Por fin había llegado a la Bretaña.

Edificios típicos de Nantes y al fondo, la Torre de Bretaña

Nantes es la puerta, como he dicho, de Bretaña. Pero también un posible inicio de la Euroveló 6, la famosa ruta de los castillos del Loira (yo circularía por un tramo de la Eurovelo 1).
Es la cuna del conocido escritor Julio Verne y tiene una gran historia detrás, que podéis investigar por internet, si lo deseáis.
Yo me centraré en lo que vi y en la propia ruta.
Me alojé cerca de la propia estación de tren, casi al lado de Le Lieu Unique, la antigua fábrica de galletas LU, ahora convertido en un centro cultural con bar incluido. Tiene unos horarios extraños, abriendo más por la tarde. Yo al final no entré.

Torre de la antigua fábrica de LU

Nantes fue declarada en 2013 Ciudad Verde Europea. Y lo cierto es que sí que es que se lo tiene ganado, por sus avenidas ajardinadas, amplias, por las que circula un caos de vehículos, peatones, ciclistas y tranvías. ¡Montones de tranvías!
Es sorprendente que no viera ningún accidente. Pero deben de estar acostumbrados. Y no pitan y suelen tener una buena educación vial. Aunque claro, hay de todo.
En cambio, buena parte de la cuidad se puede recorrer a pie o en bicicleta sin apenas tráfico. Y puede verse en un día, si no sois perezos@s.
Muy cerca del Lugar Único, está también el Castillos de los Duques de Bretaña. Muy bonito y se puede bajar al foso gratuitamente. Justo enfrente está la Oficina de Turismo.
No me cansaré de repetirlo: "La Oficina de Turismo es tu amiga". Te ayuda a optimizar el tiempo, a buscar alojamiento y visitar los mejores lugares además de darte una cálida bienvenida, que siempre se agradece.

Hazte con un plano de la ciudad y conoce rincones sorprendentes

Pasé el día entero de aquí para allá, ahorrando comiendo de lo que me había traído de casa y disfrutando de los escasos momentos de sol.
Un apunte: El tiempo está loco por estos lares. En un solo día te hará frío, calor, lloverá y soplará un viento desapacible para de repente volver a picar el sol de buena manera. Cuidado con los rayos UV.

 El Loira atraviesa la ciudad y marca la vida de los bretones


Entrada al Castillo de los Duques de Bretaña
No me extenderé en que ver, solo que traté de fotografiar el paseo de los aros de colores (obra de Daniel Buren y Patrick Bouchain) pero comenzó a hacer tanto frío a partir de las 8:30 que una hora después me fui sin poderlos ver encendidos. Un punto menos.

Los anillos (se iluminan con  bonitos colores por la noche)

Ah, y la Torre de Bretaña, donde en su azotea está el curioso Le Nid (el nido) estaba cerrada justo ese día. Van dos puntos menos...
Una lástima, porque allí quería haber empezado a grabar el vídeo. Pero es que las fechas no eran las más adecuadas. Baste ver que, cuando visité la Isla de las Máquinas (una especie de mundo de enormes máquinas fantásticas que por alguan estraña razón asocian con Julio Verne), se acababa de celebrar una feria espectacular, pero que ya estaban desmantelando. ¡Pero que mala suerte!
En fin, no se puede tener todo.

Una de las Les Machines de L'île

Comienza la ruta. (Unos 27 Km)

Cojo un tren a Redon, para empezar justo en el límite de la región de los Países del Loira llamada Finisterre (sí, como nuestra Galicia).
Redon no merece una atención especial, quitando que allí el día amaneció cubierto y ventoso, con algún goteo esporádico de lluvia. Desayuné, me pegaron mi primera clavada por ir al primer bar que vi y comencé a rodar por el Canal de Nantes a Brest.
Este canal nos va a facilitar pedalear parte de la ruta, porque yo no me dirigía a Brest (oeste), sino a Roscoff, más al norte.

Los canales, indicados como si de carreteras se trataran

El comienzo es similar a otras rutas por canales de francia que había realizado anteriormente, pero pronto descubro que este tiene la peculiaridad de subdividirse en otros canales, aunque de momento no es necesaria prestar mucha atención a posibles desvíos. La ruta sigue una dirección clara y no es preciso apartarse en ningún momento del camino principal.
Sin embargo, mi intención de visitar Rochefort-en-Terre, hizo que tomara una salida por carretera a la altura de Peillac, a unos 16 kilómetros de Redon.
Entré a tomar un café en la pequeña población, porque el día era frío y parecía que estubiera caminando por el interior de una nube.
Tal era la humedad, que todo quedaba calado y hasta el cuenta-kilómetros acabó por dañarse. De ahora en adelante, tendría que guiarme por los carteles y el mapa.

Una aclaración:
Tras mi experiencia de dar vueltas por algunas de sus carreteras secundarias, perdidas de la civilización, en la que no veía más allá de una espesa linea de árboles y alguna granja dispersa, acabé por llegar a la cercana St-Gravé, que descubrí era el camino más directo y fácil para llegar a Rochefort.
Así que: Peillac - St.Gravé (D764) - Rochefort. A no ser que queráis pedalear por gusto entre bosques, que no está mal, pero es un continuo subir y bajar de colinas.

Atención al desvío. La carretera también llega, pero el camino es menos peligroso.

Y por fin llegué a Rochefort-en-Terre. Y cuanto me alegro de haberme desviado para verlo. Es un pueblo, que siendo muy turístico, en estas fechas no estaba masificado. Y así daba gusto de verlo.
Es una población encantadora, de edificios antiguos como si fueran pequeños castillos y de hecho hay uno en el barrio alto. En esta zona, las aldeas compiten por ser el pueblo mejor adornado con flores de la región. Y este se lleva la palma. Sus calles, sus antiguos edificios, el cuidado detalle que ponen en todos los rincones. Vale la pena visitarlo.

 La plaza central del pueblo

 Como una imagen vale más que mil palabras, ahí van algunas fotos. Pero como todo, estar allí supera cualquier cosa que podáis apreciar en ellas.

Me encanta la arquitectura bretona

Los árboles crecen sin medida en esta húmeda región

Una vieja capilla en las proximidades del castillo

El castillo. Me sentía como en un capítulo de Agatha Christie

Es un pueblo de cuento.

Me quedé sentado un rato, simplemente mirando. Disfrutaba en silencio.

 Por algo está entre uno de los pueblos más bonitos de Francia.
Enlace:
http://viajes.101lugaresincreibles.com/2014/04/entre-los-pueblos-de-francia-que-parecen-de-cuento-rochefort-en-terre/

Y al día siguiente, después de una reconfortante noche en una chambre d'hôtel (no era noche de ir buscando campings), el día amaneció mucho más soleado. Pero esa especie de sol apagado, que no acaba de calentar hasta bien entrada la mañana.
Pero no hay nada que un buen desayuno francés no mejore. (La mantequilla de la zona es increíble)

Típico desayuno de una chambre d'hôtel.

Y de nuevo al canal, dirección Malestroit y Josselin. 

Malestroit: (Unos 19 Km)

Tomando la carretera que indica el plano, accedo de nuevo al canal a la altura de St-Congard.

Hacer caso solamente al tramo Rochefort-en-Terre / St-Congard

Y de allí a Malestroit ya queda muy poco.

Las esclusas se suceden, siempre inmaculadamente cuidadas.

La belleza del canal me llena. Cuesta no quedarse contemplando estos lugares.

Pero hoy quiero hacer algún kilómetro más, aprovechando el día, aunque Malestroit sea una de mis paradas. En este viaje intento dejarme pocas cosas en el tintero, aunque signifique avanzar poco. Esto es auténtico "slow tourism".

Y en nada, llego a la población.
Como podéis ver, las casas parecen sacadas de "Los tres mosqueteros".

Voy a la oficina de turismo y allí, con un plano, me doy una vuelta por la villa.

¿He comentado alguna vez que me encantan las gárgolas y los relieves de animales mitológicos?

Me tomo un cafecito, paseo y participo de la vida de los bretones.

Ya me siento más integrado en la región. Hablo un poco (lo que puedo) con algunas personas y grabo algunas tomas de vídeo. Algunos me toman a mí y a mi bicicleta como otra atracción turística, porque me he dado cuenta de que me han hecho alguna fotografía. No me molesta. Yo estoy haciendo lo mismo. ¿Soy un personaje pintoresco? Jajaja...

Pero hoy, el segundo día, sigo un poco más. Hasta Josselin.

Josselin:(Unos 26 Km)

Continúo por el canal y este tramo es decididamente más bonito.
¿Sabíais que el Canal de Nantes a Brest lo mandó construir Napoleon Bonaparte para recibir suministros en la guerra contra los ingleses? Estos le tenían bloqueado por mar y se le ocurrió crear esta magna obra para que desde el interior le llegasen suministros y tropas. Pero lamentablemente para él, tamaña obra solo se finalizó 40 años después de su muerte. Ese enano megalómano...

Este canal es como... más silvestre

Y el entorno crea efectos en el paisaje como este

De camino a Josselín paso por algún curioso camping, donde poco a poco, y a medida que me interno en la Bretaña, se impone lo retro.

Caravanas años 50 o 60

Con estos pastos, tienen que salir unos filetes de esas vacas...

Una draga flotante. Así limpian el canal de los sedimentos

Un cartel indicativo de las distancias entre poblaciones

Y por fin, llego a Josselin.
Otra villa de ensueño.

Me maravilla encontrar lugares así.

Un lugar así tenía que ser muy turístico a la fuerza, pero cuando yo llegué, quizá por las fechas, estaba poco concurrido.
Y sin embargo, habiendo aprendido de otras veces, decidí ir a comer alejándome de la zona más turística y adentrarme en el pueblo. Suele ser más barato y encuentras lugares con mejor comida. Vamos, donde van los del pueblo a comer y echar cervezas.
Y fue un gran acierto.

Encuentra las diferencias
En el Bar La Terrasse, que hacía las veces de estanco, me atendió una pareja muy maja, que además me sirvió unos platos deliciosos. Y el pan recién hecho untando con mantequilla de la región... mmm...

Bien. Segundo día completado. Mañana hacia el Muro de Bretaña.

(Primero vídeo: especial Nantes)








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